En este post, voy a desvelar un secreto que prometí guardar: la rutina estrella de mi primer y único entrenador de gimnasio.
A pesar de sus advertencias de nunca compartirla, creo que es hora de descubrir este “misterio”.
Este entrenador, un personaje único en su especie, afirmaba que esta rutina fue el pilar de su éxito y fortuna.
Si bien su riqueza es discutible -aunque conducía un Mercedes blanco despampanante -, su personalidad y excentricidades estaban fuera de duda.
Entre sus afirmaciones más llamativas, se encontraban joyas como:
«Compro siempre mis trajes 2 tallas más pequeñas; los lleno en menos de un mes»
«Tengo un sastre personal porque la ropa de marca no se ajusta a mis músculos»
«Gasto 3.000 € mensuales en comida de calidad solo para mí»
«Puedo ganar músculo con pesas de 0,5 Kg, imaginándome que pesan 100 veces más»
«El poder mental en el fitness lo aprendí de mi amigo Pilates*, fui su primer gran amigo en España»
Ahora retrocedamos a finales de los 90…
¿Qué hacía Yo con 9 Años?
Como tantos otros de mi generación, mi infancia estuvo marcada por las tardes frente a la tele, absorto en el mundo de Dragon Ball Z.
Esta icónica serie japonesa de animación presentaba a Goku, su carismático protagonista, con una rocosa musculatura.
Al igual que muchos jóvenes de mi época, internalicé la idea de que el físico imponente de Goku era el ideal a alcanzar.
Esa imagen se grabó en mi mente y, a pesar de atravesar una etapa de adolescencia algo ceporro, al cumplir 17 años, me inscribí en el gimnasio más cercano a mi casa.
Durante casi una década, ese lugar se convirtió en mi segundo hogar y fue allí, en 2010, donde mi camino se cruzó con el de Pataguarro, un encuentro que marcaría un antes y un después.
¿Quién es Pataguarro?
Pataguarro era un chico cuya vida parecía transcurrir en un carril paralelo al mío, era un encuentro destinado a convertirse en amistad.
Nos veíamos a diario en el gimnasio, coincidiendo no solo en horarios sino también en nuestras rutinas de ejercicio.
Esta sincronía pronto forjó un vínculo entre nosotros; Pataguarro se transformó en algo más que un compañero de entrenamiento: se convirtió en mi ‘gymbro‘. Y déjame decirte, la presencia de un ‘gymbro’ es un catalizador poderoso: con él a mi lado, mis metas de fitness se tornaron más alcanzables y motivadoras.
En un tiempo sorprendentemente corto, gracias a una combinación de rutinas y técnicas propias, Pataguarro y yo nos convertimos en los reyes del gimnasio.
Nuestros logros eran palpables, alcanzados sin la ayuda de suplementos.
En aquel entonces, nuestro compromiso con el gimnasio era constante, aunque sin grandes ambiciones detrás.
Sin embargo, todo cambió en 2011, cuando unos videos en YouTube capturaron nuestra atención y transformaron nuestra visión del fitness. Me refiero, por supuesto, a los videos de…
El Zyzz
Aziz Sergeyevich Shavershian, más conocido en el mundo virtual como Zyzz, era un joven delgado y poco musculoso de mi edad que logró transformar su físico de manera asombrosa y en un tiempo récord.
Lo que realmente destacaba y ejercía un magnetismo especial en sus videos era la manera en que bailaba, con una energía frenética y casi hipnótica, al ritmo de música trance, un subgénero vibrante del techno-house.
Zyzz, en un paralelismo con el legendario Goku de Dragon Ball Z, se convirtió en una fuente de inspiración para muchos jóvenes que buscaban superar sus propios límites en el gimnasio.
En el caso de Pataguarro y yo, la influencia de Zyzz fue decisiva: nos motivó a dar un paso más allá en nuestra travesía fitness, llevándonos a buscar la guía y el conocimiento de un entrenador personal.
El Personal Fitness Trol
Descartamos la necesidad de un análisis de mercado ya que, en nuestro gimnasio, solo había una única opción en cuanto a entrenadores personales. A este peculiar personaje lo llamaremos Personal Fitness Trol, o PFT para abreviar.
PFT, con sus 50 años bien llevados, tenía una mentalidad que desafiaba su edad, más cercana a la de un adolescente. Como mencioné al principio, su personalidad era, digamos, un tanto exagerada.
Aunque realmente él no necesitaba esforzarse mucho para convencernos de adquirir su paquete de 15 entrenamientos –la influencia de Zyzz ya había hecho gran parte del trabajo–, PFT tenía su propio método de persuasión: nos mostró una foto suya antigua, posando en gallumbos, como su peculiar gancho de marketing.
Recuerdo haber visto esa foto y sentir una mezcla de asombro y vergüenza ajena.
Finalmente, acordamos comprarle un bono de 15 sesiones, a un precio que él mismo había anotado.
Cuando llegamos al primer entrenamiento con el dinero en efectivo, sorprendentemente nos pidió 50 € adicionales.
Al principio él no recordaba el acuerdo que habíamos establecido, pero tras un breve intercambio, cedió y aceptó rechistando el monto que le habíamos llevado, casi 1.000 € euros en total.
Después de realizar el pago, PFT nos reveló que estaba dispuesto a compartir su codiciada rutina secreta con nosotros, pero con una condición estricta: debíamos mantenerla en exclusiva para nosotros, los clientes.
Romper este acuerdo significaría perder el acceso a futuros secretos de fitness que él planeaba revelarnos gradualmente en sesiones posteriores.
Semana 1: Primer Entreno
Nuestra primera sesión con él fue, para ser honestos, algo decepcionante.
Lejos de ser el entrenamiento intenso y revolucionario que esperábamos, resultó ser más suave y menos desafiante que nuestras rutinas habituales.
Además, notamos un detalle que no nos gustó: aunque las sesiones estaban programadas para 50 minutos, PFT siempre encontraba la manera de recortarlas, terminando 5 minutos antes.
Ante esta experiencia, Pataguarro y yo decidimos no agotar rápidamente el bono de entrenamientos.
Queríamos tomarnos nuestro tiempo para absorber y evaluar lo que PFT nos enseñaba.
Por lo tanto, durante el resto de la semana, optamos por seguir con nuestra rutina original, la que habíamos creado nosotros mismos antes de comenzar a entrenar bajo la tutela de PFT.
Semana 2: Segundo Entreno
El Personal Fitness Trol, con una sorpresa no tan agradable, nos informó que debíamos usar el bono completo en un plazo breve; de lo contrario, perderíamos su validez.
Esta fue la primera vez que escuchamos sobre una fecha de caducidad en el bono, una condición que nunca se mencionó anteriormente.
Ante esta inesperada presión, decidimos agendar nuestro segundo entrenamiento con él.
Sin embargo, esta sesión, al igual que la primera, no cumplió con nuestras expectativas.
Se repetía el mismo patrón de decepción, sin avances notables ni la intensidad que buscábamos.
Semana 3: ¿Tercer Entreno?
¡INCREÍBLE PERO CIERTO!
Cuando intentamos agendar nuestro siguiente entrenamiento, nos encontramos con una inesperada vuelta de tuerca: el Personal Fitness Trol nos comunicó que no tenía ningún espacio disponible en su agenda.
Sin embargo, en un gesto que pretendía ser de generosidad, nos ofreció la alternativa de entrenar con su hijo, un joven delgaducho que estaba estudiando Educación Física.
Esta propuesta, lejos de ser una solución, se sintió más como una burla.
Frustrados y sintiéndonos engañados, tomamos la decisión de pedir la devolución de nuestro dinero. Para ello, recurrimos al grupo de Whatsapp que usábamos para comunicarnos.
Pero aquí nos esperaba otra “sorpresa”: descubrimos que PFT había abandonado el grupo de manera sigilosa, dejándonos sin respuestas y sin reembolso.
13 años después…
Desvelando la Rutina Secreta de Fitness
Comparto su «secreta» rutina, sin rencor alguno hacía el Personal Fitness Trol.
Mensaje para él:
Si lees esto, en lugar de enfadarte, deberías aprender a usar ChatGPT para crear rutinas más personalizadas y efectivas 😉
Ahora, sin más preámbulos, aquí tenéis la rutina. Espero que os sirva para alcanzar vuestras metas de fitness inspiradas por figuras como Goku y el Zyzz.
Lecciones de Vida Aprendidas
- Evitar contratar a cualquiera sin investigar.
- No pagar nada por adelantado.
- Desconfiar de transacciones en efectivo y sin registro.
Agradecimiento a Personal Fitness Trol por estas valiosas lecciones de vida.
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