En este post, quiero compartir las valiosas lecciones de vida que he aprendido observando a mi hijo, un niño de tan solo 3 años.
Su comportamiento, tan natural y descomplicado, nos ofrece a los adultos una perspectiva renovadora sobre aspectos fundamentales de la vida.
Aunque muchos niños de su edad se comportan de manera similar, creo que las estrategias de crianza de mi esposa han jugado un papel fundamental.
Aquí resumo algunas enseñanzas clave que podemos aprender de los más pequeños:
Sonrisas Contagiosas
Los niños irradian felicidad y sus sonrisas son contagiosas.
Un niño sonríe unas 300 veces al día, mientras que un adulto lo hace unas 20 veces.
Imagina la diferencia en energía positiva que esto representa.
Enfoque y Atención
Los niños pueden enseñarnos sobre el enfoque.
A diferencia de los adultos, un niño puede quedarse fascinado con una flor, estudiando sus pétalos sin distracciones.
Esta capacidad de concentración es algo que hemos perdido muchos adultos.
Simplicidad en la Vida
Vivimos en un mundo de sobreestimulación, especialmente debido a las tecnologías y sus pantallas.
Un niño, por otro lado, encuentra alegría en la simplicidad, como jugar con una caja de cartón o disfrutar de alimentos naturales sin sabores añadidos.
Esta apreciación por lo simple es algo que deberíamos redescubrir.
Creatividad sin Límites
Los niños son maestros de la creatividad.
Para ellos, cualquier objeto puede convertirse en un mundo de posibilidades.
Esta capacidad para ver más allá de lo obvio es algo que los adultos a menudo perdemos.
Libertad de Expresión
Los niños no tienen miedo de expresarse, ya sea bailando libremente o diciendo lo que piensan sin filtros.
Como adultos, a menudo nos reprimimos por miedo al juicio de los demás.
Descanso Profundo
El sueño de un niño es reparador y profundo.
Nosotros los adultos, a menudo llevamos nuestras preocupaciones a la cama, lo que impide un descanso adecuado.
Honestidad Innata
Los niños son naturalmente honestos y expresan sus pensamientos abiertamente.
Esta transparencia es algo que, en la adultez, a menudo moderamos o perdemos.
Conclusión
Debemos aprender las lecciones de vida de un niño de 3 años: disfrutar de la vida con una sonrisa, apreciar la simplicidad, ejercitar nuestra creatividad, expresarnos libremente, descansar profundamente y valorar la honestidad.
Los niños nos enseñan que a veces, las respuestas a las complicaciones de la vida adulta pueden encontrarse en la inocencia y simplicidad de la infancia.
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