Lidiar con las rabietas de los niños pequeños es un desafío común para muchos padres.
Desactivar una rabieta de manera educativa no solo es posible, sino que es beneficioso para el desarrollo emocional del niño.
En este artículo, compartiré lo que he aprendido a través de la experiencia personal y la lectura de numerosos libros de crianza, para ayudarte a gestionar las rabietas de tus hijos de una manera empática y efectiva.
Todas las Rabietas Están Justificadas
Como adultos, a menudo tendemos a minimizar las rabietas basándonos en nuestro propio juicio.
Sin embargo, es fundamental entender que todas las rabietas tienen una justificación desde la perspectiva del niño.
Invalidar sus sentimientos puede llevar a una falta de empatía de nuestro lado.
Por ejemplo, un niño puede parecer enfadado por algo trivial como el desayuno, pero la verdadera causa podría ser un incidente en la escuela del día anterior que lo ha dejado angustiado.
Reconocer y validar estos sentimientos es el primer paso para gestionar una rabieta de manera educativa.
Se Trata de Empatizar
Una rabieta es la manera en que un niño expresa un sentimiento abrumador.
Como padres, nuestra tarea es empatizar con ellos, validando sus emociones sin importar cuán insignificante nos parezca la causa.
Los niños no tienen la misma experiencia de vida que nosotros, por lo que su percepción de las situaciones es diferente.
Es crucial ver el mundo desde su perspectiva y ayudarles a gestionar sus emociones de manera constructiva.
Cómo No Desactivar una Rabieta
Es fácil caer en la tentación de desactivar una rabieta rápidamente, ya sea restando importancia a los sentimientos del niño o distrayéndolo con algo diferente.
Sin embargo, estas estrategias a corto plazo pueden son perjudiciales a largo plazo.
Es importante permitir que los niños expresen sus emociones, incluso si para nosotros es difícil de gestionar en el momento.
La paciencia y la empatía son claves para ayudarles a desarrollar habilidades emocionales saludables.
Cómo Gestionar una Rabieta de Manera Educativa
En un momento de claridad, descubrí una estrategia que ha sido muy efectiva con mi hijo.
En lugar de distraerlo durante una rabieta, tomé suavemente su mano y la coloqué en su corazón acelerado, diciéndole:
– «Mira, ¿notas lo que le pasa a tu corazón? Está alterado y hay que calmarlo.»
Mi hijo, sorprendido por su propio ritmo cardíaco, prestó atención.
Le dije entonces:
– «Háblale a tu corazón. Dile: ‘Cálmate, corazoncito, cálmate que estás alterado’. Hazlo y verás cómo te ayuda.»
El resultado fue impresionante. Mi hijo siguió las indicaciones y se calmó en cuestión de segundos.
Esta estrategia le enseñó a reconocer y gestionar sus propias emociones, una lección valiosa para su autoconocimiento y bienestar emocional.
Conclusión
Gestionar las rabietas de manera educativa es un proceso que requiere paciencia, empatía y comprensión.
Al validar los sentimientos de tus hijos y enseñarles a gestionar sus emociones, no solo desactivas las rabietas de forma efectiva, sino que también fomentas su desarrollo emocional saludable.
Te animo a probar estas estrategias la próxima vez que enfrentes una rabieta.
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