«Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis». Esta poderosa frase fue pronunciada por Jesús en un momento crucial de su vida. Se encuentra en el Evangelio de Mateo 26:11, Marcos 14:7 y Juan 12:8.
El contexto es una cena en Betania, en casa de Simón el leproso, donde una mujer (identificada como María en el evangelio de Juan) unge a Jesús con un caro perfume de nardo puro.
Algunos de los presentes, incluyendo a Judas Iscariote, criticaron el acto, argumentando que ese perfume podría haberse vendido para ayudar a los pobres.
Jesús, en su respuesta, defiende el gesto de María y dice: «Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis».
Esta declaración, lejos de ser una desestimación de la pobreza o de los pobres, se refiere a una realidad continua: la pobreza material ha sido una constante a lo largo de la historia. Pero también tiene un significado más profundo, relacionado con la urgencia del momento y la trascendencia de su próxima crucifixión.
Jesús no estaba rechazando la importancia de ayudar a los pobres. De hecho, su misión estaba profundamente arraigada en el amor y la justicia hacia los más necesitados.
Sin embargo, aquí subrayaba que hay momentos únicos e irrepetibles que demandaban atención completa e inmediata. En este caso, su próxima partida por la crucifixión requería una acción especial que trascendiera las preocupaciones cotidianas.
La «Pobreza» de Hoy
Al reflexionar sobre esta frase en el contexto moderno, es fundamental ampliar el concepto de pobreza. En el siglo XXI, no solo enfrentamos pobreza económica; también nos enfrentamos a una pobreza mental y espiritual alarmante.
Hoy en día, vivimos en un mundo donde muchas personas son esclavas de la satisfacción instantánea. La adicción a las pantallas, las redes sociales y el entretenimiento superficial ha creado una generación de «pobres mentales»: individuos desconectados de su propio potencial, atrapados en un ciclo de distracción que han perdido totalmente la capacidad de concentrarse, reflexionar y perseguir metas significativas.
Esta «pobreza mental» se manifiesta en la incapacidad de afrontar los desafíos de la vida con enfoque exclusivo. Es una carencia de visión, de propósito, y de dominio propio.
Como Jesús señaló, los pobres siempre estarán entre nosotros, y hoy podríamos decir que esa pobreza también es una pobreza de atención, claridad y autoconciencia.
Aplicación Práctica
La lección de Jesús es más relevante que nunca para hoy en día.
Aquí te dejo tres reflexiones prácticas para aplicar desde ya:
- Distingue lo importante de lo urgente: Jesús enseña que hay momentos en la vida que requieren toda nuestra atención. Si vives constantemente atrapado en la «urgencia» —respondiendo mensajes, revisando notificaciones, preocupándote por pequeños problemas—, estás perdiendo las oportunidades verdaderamente importantes. Aprende a identificar lo que tiene valor y concéntralo en tu enfoque porque no es lo mismo estar ocupado que ser productivo.
- Combate la pobreza mental con disciplina y propósito: La distracción es una forma de pobreza. La solución está en entrenar tu mente para que sea rica en claridad y dirección. Esto implica establecer metas claras y desarrollar hábitos que refuercen tu enfoque. ¿Cuándo fue la última vez que dedicaste una hora a una sola tarea y sin interrupciones?
- Sirve a los pobres con conciencia: Ayudar a los demás es fundamental, pero también debes recordar que no puedes dar lo que no tienes. Para transformar a otros, primero debes transformar tu propia vida. Hazte rico en virtudes, en sabiduría, y en energía. Cuida tus hábitos y cuando tú mismo seas una persona abundante, podrás impactar el mundo de manera profunda y duradera.
Conclusión: Elige lo Trascendental
Jesús nos invita a reflexionar sobre la pobreza y dónde estamos poniendo nuestro enfoque.
¿Estás invirtiendo en cosas que tienen un impacto real o te estás dejando consumir por lo inmediato y vacío?
Toma la decisión consciente de priorizar que realmente importa y eleva tu vida.
Déjame tu comentario abajo. Te leo y te respondo.
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«La atención es la moneda más valiosa del siglo XXI.»
Cal Newport, profesor y autor de ‘Deep Work’
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