Si tienes 35 años, ya te has gastado un 35% de tu vida. Con suerte, te queda un 65%.
Si tienes 50, la mitad ya se ha ido.
Si tienes 60, más del 60% está en el retrovisor.
La fórmula es simple de deducir: tu edad es el % de batería vida consumida.
Hasta aquí, todo lógico. Pero ahora dime:
Si ves que la batería de tu móvil está al 49%, ¿te entra ansiedad? Porque a muchos sí.
Sin embargo, ven sus propias vidas que están al 49% y siguen perdiendo el tiempo que les queda como si se pudiera recargar.
Aceptan reuniones inútiles.
Se comen atascos interminables.
Se tragan trabajos basura que odian.
Se meten en dramas familiares absurdos.
Y, sobre todo, postergan todo lo que realmente quieren y pueden hacer para mejorar su vida.
La muerte no es una idea abstracta. Es un contador en marcha.
Y cada día que dejas pasar sin hacer algo valioso, es un día menos que te queda para construir una vida plena y significativa.
Si crees que te sobra el tiempo, enhorabuena, sigue desperdiciándolo.
Si no, empieza a hacer algo con él.
Algo como leer esta maravilla:
Abrazo.