Napoleón Bonaparte estaba obsesionado con Josefina.
Desde el primer momento, le escribió cartas apasionadas, le juró amor eterno y se deshizo en halagos.
¿El resultado? Josefina lo ignoró durante meses y le fue infiel.
Sí, Napoleón el conquistador de Europa, pero él mismo también había sido conquistado (y sin que le dispararan ni una bala).
¿Por qué? Cometió un error de cajón: mostró sus cartas demasiado rápido halagando a quien quería conquistar.
Perdió el misterio y se volvió predecible.
Josefina sabía el poder que ella tenía en la palma de su mano.
Y cuando alguien sabe que tiene el control, tú lo pierdes.
Esto no solo pasa en el amor. Pasa en las ventas, en los procesos de selección para puestos de trabajo y en cualquier negociación de tu vida.
Si desde el principio te muestras desesperado y «haces la pelota», el otro lado olerá tu necesidad y le entregarás el poder.
¿Resultado? Te tratarán con condescendencia.
Pobre Napoleón, si solo hubiera tenido esto:
Abrazo.