Imagina que mañana, por arte de magia, Elon Musk, Cristiano Ronaldo y hasta tu cuñado despertaran exactamente con tu cuerpo.

Todos desde la misma casilla de salida.

¿Sabes qué pasaría?

En pocas semanas, algunos estarían irreconocibles: cortes de pelo ridículos, tatuajes de frases absurdas y piercings sin sentido.

Otros se lo tomarían con más calma, pero terminarían destrozándolo igualmente comiendo basura procesada y toneladas de azúcar refinado.

Solo un pequeño puñado elegiría otro camino. Comerían con cabeza, entrenarían con disciplina y respetarían lo que dicta la biología.

En unos años, la diferencia sería insultante: nadie recordaría siquiera que todos empezaron igual.

Porque, reconócelo: la vida es una competición.

Algunos compiten para ganar.

Otros juegan a no perder.

Y luego están los que ni siquiera saben que están compitiendo.

Pero ojo: la diferencia real siempre es mental. Porque los resultados no se forjan los días buenos. Ahí cualquiera hace lo correcto.

La victoria se gana justo en esos días donde no tienes ganas de hacer nada, donde la motivación está más ausente que un político después de las elecciones. Es ahí cuando los ganadores hacen lo que se debe, no lo que apetece.

Así que, si quieres ganar y no quedarte en la mediocridad, empieza por leer mi libro, apetezca o no.

Porque invertir en ti mismo es la única apuesta segura.

Claridad Ancestral

Abrazo.