Estaba viendo Tarzán con mi hijo mayor.
La de Disney.
La de la gran banda sonora de Phil Collins.
Y sí, me tragué los créditos hasta el final.
Llámame friki, pero hay algo en ver créditos que me fascina.
Cientos de nombres desfilando por la pantalla.
Unos se encargaron del sonido.
Otros del color.
Otros de los árboles animados que se mueven cuando Tarzán los trepa.
Decenas de especialistas.
Muchos ni se conocen entre ellos.
Pero sin su trabajo, la película no existiría.
Entonces dime:
¿De verdad crees que puedes hacer de tu vida una obra maestra tú solo?
No lo creo.
Las grandes obras no se hacen en soledad.
Sin duda se llega más lejos colaborando.
No juegues al solitario.
Sigue empujando:
Abrazo.