Desde mi infancia, había una frase prohibida en casa: «Me aburro»
Cada vez que esas palabras salían de mi boca, mi madre replicaba:
“¿Sabes quiénes se aburren? ¡Los BURROS!”
Esa idea se arraigó tanto en mí que, por evitar sentirme como tal, siempre buscaba mantener mi mente ocupada, ya fuera en salas de espera o en interminables colas. Pero, ¿realmente es negativo aburrirse? ¿Acaso el aburrimiento no tiene beneficios?
Entretenimiento, Distracciones y el Arte de Aburrirse
En la era actual, escapar del aburrimiento parece más fácil que nunca, con nuestros móviles como extensiones de nosotros mismos, proporcionando un sinfín de distracciones.
¿Quién no ha llevado su móvil al baño alguna vez? Aunque este comportamiento se ha vuelto normal, cabe preguntarse qué impacto tiene en realidad en nosotros, especialmente cuando el contenido consumido es superficial y efímero.
¿Quién Alimenta a Quién?
Al igual que somos conscientes de la importancia de una buena alimentación para nuestra salud física, deberíamos preguntarnos: ¿estamos nutriendo nuestra mente de la misma manera?
La verdad es que muchos dejamos que sean las redes sociales y sus algoritmos quienes decidan nuestro «menú mental», sin preguntarnos siquiera si ese contenido nos enriquece o nos limita.
Beneficios del Aburrimiento
Lejos de ser una pérdida de tiempo, aburrirse creo que tiene múltiples beneficios. El aburrimiento nos invita a explorar nuestro interior y a dejar que nuestra mente vague sin la constante influencia de estímulos externos.
Esta desconexión es vital para reconectar con nosotros mismos y para fomentar una creatividad y un pensamiento crítico que se ven mermados por el bombardeo constante de información.
La Mente y Un Plan para Beneficiarse del Aburrimiento
¿Cómo se conecta la mente con los resultados?
Por lo tanto, se deduce que el entretenimiento vacío tiene un impacto negativo en la mente y, a su vez, en los resultados que se logran en la vida.
Teniendo esto en cuenta, he decidido tomar las riendas de mi alimentación mental con un plan simple pero desafiante a la vez.
El plan consiste en dedicar unos minutos cada día a la introspección, preguntándome sobre el origen y el valor del contenido que consumo. Me cuestiono lo siguiente cada vez que un pensamiento cruza por mi mente:
- ¿Cómo ha llegado?
- ¿Me lo creo?
- ¿Tiene utilidad?
Del mismo modo, utilizo también momentos como la ducha para reflexionar sin distracciones. Así, este acto cotidiano se convierte en un espacio para el pensamiento profundo.
Mi objetivo es mantenerme entretenido sin depender de dispositivos móviles o entretenimiento superficial, permitiéndome reflexionar, meditar y conectar con mis pensamientos para tener control sobre mi mente. Aprovechando así los beneficios del aburrimiento.
Me interesa mucho tu opinión y conocer tus propias estrategias para combatir el ruido mental. ¡Nos leemos en el próximo post!
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