Enseñar a los niños a compartir en el parque es una competencia social fundamental que transmitimos a nuestros niños; sin embargo, puede ser desafiante cuando compartir se convierte en una imposición y no en una elección voluntaria.
En este post, exploro cómo mantener un equilibrio saludable entre fomentar la generosidad y respetar la propiedad personal, utilizando una experiencia reciente en el parque como caso personal.
Dilemas Diarios en el Área de Juegos
Este domingo por la mañana, en una visita al parque con mi hijo de casi 4 años, enfrentamos un dilema recurrente.
Mi hijo había traído su moto, la cual dejó al lado de un banco mientras jugaba en el tobogán con un amigo.
No pasaron ni 5 minutos cuando otro niño, sin preguntar, tomó la moto para dar una vuelta.
Mi hijo, al notarlo, se apresuró a reclamar su posesión, lo que llevó a una situación incómoda tanto para él como para el otro niño, quien finalmente se bajó no sin mostrar su disgusto.
5 minutos más tarde, la situación se repitió, esta vez con mi hijo aún más molesto y el padre del otro niño mostrándose desinteresado e inactivo ante el comportamiento de su hijo.
Ante la repetición del incidente y la falta de acción del otro adulto, mi hijo, estresado e incapaz de disfrutar del parque, me pidió que guardara su moto entre mis piernas para protegerla.
Accedí a su solicitud, mostrando empatía hacia sus sentimientos, pues la moto le pertenece y él decide cuándo y con quién quiere compartirla.
Empatía y Respeto: Fundamentos para la Socialización
No es razonable esperar que todos los juguetes en el parque sean de uso común.
Imagina que tú estás en un restaurante y alguien decide tomar prestado tu coche sin permiso solo porque le gustó.
De la misma manera, no se puede esperar que un niño acepte que otro use sus juguetes sin su consentimiento.
Los niños, al igual que los adultos, valoran sus pertenencias y merecen el mismo respeto y consideración.
Fomentando el Compartir sin Coacción
Aunque estoy a favor de enseñar a compartir, considero que debe ser una acción positiva y voluntaria.
Compartir debería ser un acto que los niños elijan experimentar por sí mismos para entender su valor.
No obstante, forzar a compartir sin considerar sus sentimientos puede ser tan perjudicial como negarles la oportunidad de aprender a hacerlo.
El acto de compartir debe ser guiado con empatía y respeto por sus emociones y deseos personales.
Conclusión: Enseñar a los Niños a Compartir en el Parque
Enseñar a compartir va más allá de simplemente pedir a los niños que cedan sus juguetes; implica educarlos sobre cuándo y cómo compartir de manera que puedan respetarse a sí mismos y a los demás.
La próxima vez que estés en el parque, observa y guía a su hijo en este arte sutil, asegurándote de que sus decisiones sean respetadas.
¿Cómo gestionas tener que compartir en espacios públicos con tus hijos? Leo tus estrategias y experiencias en los comentarios.
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