En los últimos días, he visto a muchos padres que se consideran ejemplares por fomentar la autonomía de sus hijos pequeños. Se enorgullecen de dejarles caminar sin ir de la mano, bajo la premisa de que esto les hará más independientes.
Sin embargo, esta práctica tiene serias implicaciones que a menudo se pasan por alto. En esta publicación voy a profundizar en esto.
La Autonomía Malentendida
Muchos padres piensan que dejar que sus hijos pequeños caminen solos es una forma de enseñarles independencia. Dicen que es un buen sistema de crianza y que así los niños aprenderán a valerse por sí mismos desde temprana edad.
Sin embargo, esta idea es completamente errónea, más cuando se trata de niños que no alcanzan ni los 3 años. Los niños de esta edad no tienen completamente la capacidad de juzgar los peligros a su alrededor. Los he visto caminando a metros de distancia de sus padres, sin control, explorando su entorno sin ninguna noción de los riesgos presentes.
Los padres, en su intento de llegar a tiempo a sus compromisos, terminan estresados y frustrados, mientras los niños caminan a su ritmo, sin ninguna prisa. Pero esto no es lo grave.
Un Riesgo Inminente
Las ciudades están llenas de peligros, especialmente para los más pequeños. Coches, bicicletas, peatones con prisa, y un sinfín de otros factores que pueden poner en riesgo la vida de un niño que camina solo.
Es alarmante ver cómo muchos padres permiten que sus hijos se desplacen sin supervisión directa, confiando en su supuesto sentido de autonomía.
La seguridad debe ser lo primero, antes que cualquier método de crianza, «respetuoso» o no.
Un niño pequeño caminando solo en una ciudad puede ser atropellado en cualquier momento. Las consecuencias pueden ser trágicas.
¿De qué sirve fomentar la autonomía si eso pone en peligro la vida de los hijos?
La Sensatez es Clave
Además, hay algo que muchos padres modernos y progresistas no quieren admitir.
A menudo, cuando los niños no quieren dar la mano, no es por un deseo de autonomía, sino por una falta de respeto a la autoridad de sus padres.
Los padres, en lugar de insistir y enseñar, optan por lo fácil: dejar que sus hijos hagan lo que les venga en gana. Se convencen a sí mismos de que están fomentando la independencia, cuando en realidad están cediendo a la resistencia de sus hijos.
Es crucial que los padres evalúen si sus hijos han demostrado la sensatez necesaria para caminar sin ir de la mano.
Si un niño no ha mostrado la capacidad de juzgar los peligros y comportarse con responsabilidad, entonces la única opción es que camine de la mano de sus padres por su seguridad.
Conclusión
Como padres, nuestra primera responsabilidad es la seguridad de nuestros hijos. La autonomía y la independencia de ir caminando sin dar la mano ya vendrá a su debido tiempo, cuando los niños estén preparados para ello.
No podemos poner en riesgo su bienestar bajo la excusa de una crianza moderna y progresista. Asegúrate de que tus acciones reflejen la verdadera responsabilidad y el amor hacia tus hijos.
Prioriza su seguridad y bienestar antes que cualquier teoría de crianza malentendida. ¿Qué opinas sobre esta situación? ¿Crees que los padres deberían ser más estrictos a la hora de caminar de la mano con sus hijos? ¡Comparte tu opinión en los comentarios!
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«La disciplina es la mejor madre de todas las virtudes.»
Cicerón, Filósofo romano
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