¿Alguna vez te has detenido a observar los dibujos animados que ven tus hijos? Si lo haces, te darás cuenta de una tendencia alarmante: los dibujos de hoy en día se han TikTorizado.
¿Qué es la TikTorización?
Básicamente, los dibujos se han transformado en una serie de escenas supercondensadas y rápidas, diseñadas para mantener picos de gratificación instantánea uno tras otro, muy al estilo de los populares, adictivos y perjudiciales videos TikToks.
Un Peligro Silencioso
No solo es la rapidez de las escenas lo que causa preocupación. La música de fondo en estos dibujos es una pieza clave en esta ecuación de adicción.
Ritmos excitantes y sonidos que, aunque parezcan inofensivos, están diseñados para captar la atención afectando directamente a la salud mental de los niños.
El problema de sobreestimular a los niños con picos de dopamina a través de escenas tipo TikTok, radica en que estas experiencias adictivas reconfiguran los cerebros para buscar constantemente esa sensación de recompensa rápida.
Esto no solo dificulta su capacidad de mantener la atención en actividades más lentas y profundas, sino que también puede conducir a problemas de ansiedad, ya que la vida real se vuelve aburrida y carente de estímulos comparables.
Esta constante búsqueda de gratificación instantánea puede afectar negativamente el desarrollo emocional y cognitivo de los niños, promoviendo una dependencia insana de estímulos externos para sentirse satisfechos y entretenidos.
El resultado es una generación que vive acelerada, a la que la vida real le parece lenta y aburrida, y que enfrenta problemas de ansiedad desde temprana edad.
La Patrulla Perruna: Un Ejemplo Claro
Tomemos como ejemplo a la famosa patrulla de perros, uno de los dibujos más populares actualmente.
¿Realmente son educativos?
Observa las escenas y compáralas con los dibujos de antaño, que tenían un ritmo más lento y relajado, permitiendo a los niños procesar la información y aprender verdaderos valores.
Los antiguos dibujos no buscaban una sobreestimulación constante para mantener la atención de los pequeños espectadores.
A lo anterior, se suma que hoy hay infinidad de opciones disponibles a la carta y, por si ya de por sí no fueran pocas, hay un algoritmo que no solo te sugiere ver más y más dibujos, sino que directamente autoreproduce el siguiente episodio adictivo para que no se detenga el bucle de atontamiento.
Es como si los niños estuvieran en un bufet libre de comida basura y les trajeran un nuevo plato nada más acabarse el anterior. Es alimento basura, pero en este caso para la mente.
Una Severa Autocrítica
El video más visto en todo internet, con más de 14 mil millones de visualizaciones, es la infame canción de Bebé Tiburón.
Aunque puede ser divertido verlo una vez, muchos padres lo ponen en bucle, convirtiendo a sus hijos en pequeños zombies que no molestan.
Todo esto por conseguir unos minutos de tranquilidad a costa de la salud mental de sus hijos.
Mi Consejo: Selecciona y Limita
La directriz saludable es clara y directa: los niños preferiblemente no deberían estar detrás de una pantalla.
Sin embargo, si se opta por poner dibujos animados, debemos hacerlo de manera puntual y selectiva.
No hay que poner dibujos basura TikTorizados como es tendencia en los dibujos de hoy en día.
Hay que optar por dibujos que no solo entretengan, sino que también eduquen y relajen a tus hijos, contribuyendo a su desarrollo mental y emocional saludable.
Conclusión
La próxima vez que pongas un dibujo animado para tu hijo, pregúntate: ¿está TikTorizado? ¿Está contribuyendo a su bienestar o simplemente le mantiene embobado?
Recuerda, la tranquilidad momentánea no vale la pena si está a costa de la salud mental de los pequeños.
Educa, selecciona y limita el tiempo frente a la pantalla. ¡Nuestros hijos lo merecen!
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“Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.”
Aristóteles
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